DÍA 21: RUINAS, CASCADAS Y ZAPATISTAS INSURGENTES

09-08-2012

PALENQUE - MISOL HA - OCOSINGO - SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS - ARRIAGA (424 km)



















Por la mañana no había más que una fina llovizna a ratos que me permitió visitar las ruinas mayas de Palenque, enclavadas en medio de la jungla. La desinformada chica del hotel me mandó a las ruinas una hora antes de que abrieran, o sea que tras la espera sentado en un banco de piedra maldiciendo a la muchacha por robarme una hora de sueño, una vez más volví a ser el primer visitante del día.

Ya estamos dentro de las ruinas y empezamos por la torre de cuatro cuerpos que despunta dentro del entramado de patios del Palacio, y que servía de observatorio o atalaya.




El edificio más notable de Palenque es el Templo de las Inscripciones, que es una pirámide que contiene la tumba de Pakal, el gobernante de Palenque. Desgraciadamente están de obras y actualmente no hay acceso a la tumba.


El Templo del Sol.


Bajorelieve del Sol dentro del Templo.



Templo de la Cruz.

Templo de la Cruz foliada.


Dentro del Templo XIV encontramos un relieve mejor conservado con el retrato de Ken Balam II y su fashion tocado de plumas.



Juego de pelota, muchísimo más pequeño y discreto que el que vimos en Chichen Itzá.


Templo de la Luna Menguante y turistas que ya van apareciendo en manada. Es hora pues de largarse...





Bastante cerca de Palenque se encuentran las cascadas de Misol Ha.


No están nada mal y montan un ruido ensordecedor.



Aquí tenemos una visión más clara de su altura en comparación con la gente.



Un camino nos lleva hasta la base de la cascada.


Para llegar aquí hemos de estar dispuestos a quedar empapados, y para hacer la foto jugarnos la vida de la cámara que va a quedar cubierta de agua pulverizada...



Algo más allá pasé delante del desvío a las cascadas de Agua Azul, pero ya no me paré porque había leído que en época de lluvias las cascadas de azul no tienen nada debido a la gran cantidad de barro que arrastran las riadas. Pero si alguien va a ir en otra época del año más favorable que sepa que andan por aquí.

La ruta sigue por paisajes de montaña que me transportan de nuevo a unos cuantos días atrás, cuando cruzaba Centroamérica. Vuelven los pueblos pequeños, los infinitos badenes en la calzada, los animales en la carretera y las casas y gentes sencillas, como en esta aldea que preparaban un banquete.




Pues eso, tortille - ría.


Cuando la calzada se estropea, en vez de arreglarla es más fácil pintar otra línea más hacia en interior y a otra cosa, jajaja. 


En México las Pulperías de que hablamos hace días se llaman "Abarrotes".


La carretera es solitaria y muy sinuosa (es decir que tiene más curvas que la Scarlett Johansson). Por otro lado, en general todo el estado de Chiapas es de una extracción social  y económica bastante humilde.


Precisamente por ese tipo de aislamiento y pobreza esta zona es tierra de la guerrilla zapatista del EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional). No a mucho tardar encuentro claras muestras de ello, como esta "Escuela Municipal Zapatista".



Murales alegóricos al SubComandante Marcos con su famoso pasamontañas que hizo de él una figura mítica, casi sucesora del Che Guevara. A pesar del anonimato el Gobierno asegura que es Rafael Sebastián Guillén Vicente, ex-estudiante de filosofía y Letras, pero según sus propias palabras, "Marcos es un ser humano cualquiera en este mundo. Marcos es todas las minorías intoleradas, oprimidas, resistiendo, explotando, diciendo "¡ya basta!" Todas las minorías a la hora de hablar y mayorías a la hora de callar y aguantar. Todos los intolerados buscando una palabra, su palabra, lo que devuelva la mayoría a los eternos fragmentados, nosotros. Todo lo que incomoda al poder y a las buenas conciencias, eso es Marcos."


Para quien no lo recuerde, saco de la web una foto del SubComandante Insurgente Marcos, su pasamontañas y su pipa: 




Y también aparece aquí el tal SubComandante Insurgente Pedro quien al parecer siembra "la dignidad y el espíritu de los pueblos mayas en resistencia".


Los pueblos indígenas de Chiapas ansían la Autonomía.


Y un poco más allá llego a OCOSINGO. Ojo-cuidado que desde Palenque no hay gasolineras y llegué muy justo (aunque pude comprobar que en algunas aldeas venden gasolina a granel).


En una de las rotondas de entrada y a pesar de que nos dan la bienvenida, nos recibe un nativo arco en mano lo cual no parece demasiado amistoso para con los invitados...


Y más allá llegamos a SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS, una ciudad ya de una cierta entidad a gran altitud (2.300 m).  Uno de los mayores éxitos de la guerrilla zapatista fue el primero (en 1994), precisamente tan audaz como sorpresivo para el gobierno que no se lo esperaba: tomar San Cristóbal junto con otras ciudades menores y empezar el movimiento zapatista al declarar la guerra al gobierno exigiendo "trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justícia y paz." 

Sin duda debió de ayudar la gran simpatía que el movimiento insurgente tiene entre la población local. La idea era tomar la ciudad para redistribuir el poder y los recursos del Estado de Chiapas en manos de las minorías. Pero la cosa no salió del todo bien y los campesinos sublevados fueron expulsados por el ejército y se refugiaron en la selva. Al año siguiente se pactó la tregua, pero todavía hoy día hay presencia militar en la zona.


La Plaza Mayor 31 de marzo (o Zócalo) y el Palacio Municipal.


Ya hace unos años que la Guerrilla declaró su intención de pasarse a la política. Aquí vemos un punto de recolección de armas en el Palacio Municipal.


La catedral de San Cristóbal, de bella factura.




Tal vez el propio San Cristóbal (supongo yo).


Desgraciadamente la llovizna que me acompaña todo el día a media visita empieza a ser más molesta, y no a mucho tardar mi amigo Ernesto iba a aparecer de nuevo. 

Aquí vemos la calle principal de San Cristóbal (20 de noviembre), colonial y llena de tiendas. En una panadería metí la pata hasta arriba. Era un comercio a muy buen precio de esos que tienes que agarrar una bandeja y unas pinzas y escoger lo que quieras, y ya luego se pasa por caja. En definitiva, que estando en la tienda unas 5 o 6 mujeres, no se me ocurre otra cosa que preguntar en voz alta a la panadera: "¿Me lo cojo yo mismo?". Inmediatamente todas las mujeres se giraron como empujadas por un resorte y al verme no pudieron evitar una sonrisilla picarona. No me sorprendió, justo estaba yo acabando la frase que ya sabía que la había cagado... En México (y en general también en Centroamérica) "Coger" significa follar dicho así en plata y sin anestesia. Vamos, que más de una pensó que me iba a autosatisfacer allí mismo entre las madalenas y los pastelitos de crema, jajaja.


Iglesia de la Caridad, en la plaza del Mercado.


La insurgencia zapatista hoy día también es negocio en el Mercado de Santo Domingo. 


La notable fachada del espléndido Templo de Santo Domingo. 


Detalle de la rica decoración y del santo decapitado (¿tal vez durante la ocupación zapatista?).



Las últimas fotos ya las tiré bajo la lluvia pues Ernesto apareció de nuevo con fuerza, ya que resultó que en vez de ir hacia el Norte en línea recta el simpático huracán había decidido zigzaguear por el territorio mexicano, supongo que solamente para fastidiarme a mi. La consecuencia directa es que por culpa de la lluvia insistente que me castigó el resto del camino aquí acaba fotográficamente este día.

De hecho, tenéis que pensar que inevitablemente todo lo que os muestro o explico debe de ser un 1% de todo lo que un viajero ve a lo largo de la jornada. Pasan tantas cosas en un sólo día que parece que el disco duro de tu cabeza cada noche selecciona sólo algunas para ser recordadas.  Me gustaría enseñaros a niños con machetes enormes caminando hacia los huertos a primera hora de la mañana, todavía entre la niebla; y a los mismos niños al atardecer cargados con fardos de leña al volver a casa. A niñas con grandes tinajas llenas de agua o leche, o tirando de animales por la  calzada. A cerdos, gallinas, cabras y alguna vaca que pastan en los márgenes de la carretera a veces atados con una cuerda y a veces sin atar, con lo que a menudo acaban invadiendo el asfalto y dándote un susto de muerte. Os enseñaría a multitud de gentes que aprovechan los infinitos badenes que ponen en los pueblos para ofrecer sus productos del campo a los conductores de ciudad que han de reducir la velocidad al mínimo por fuerza si no quieren dañar su vehículo. Veríais a ancianos y niños que saludan a tu paso, y a otros que te llegan incluso a tirar piedras. En definitiva, que soy del todo incapaz de haceros un retrato fiel de todo lo que me ha sucedido por mucho que lo intente. 

Lo que si recuerdo bien de éste día es que era todavía a media tarde cuando por una vez y sin que sirva de precedente me rendí. Quedaban todavía un par o tres de horas de luz para seguir camino y tal vez hacer 150 km más, pero estando a la altura del pueblo de Arriaga, empapado, hastiado y agotado de luchar contra el viento, al otro lado del río en que se había convertido la calle pude ver el cartel de una posada, y muy cerca de ella otro que anunciaba un cibercafé. Y ya no pude más y allí mismo puse pie a tierra (en realidad pie al charco) y dí la jornada por terminada prematuramente por puro hastío. Ernesto me había derrotado, al menos hoy.

Podéis dar por sentado que tras varios días de lluvia, en especial los dos últimos de fuertes tormentas, toda mi ropa, bártulos, papeles, etc, de dentro de las maletas no estancas, así como todo el traje de motero estaban empapados (como si hubiera pasado el día entero bajo la cascada de Misol Ha), e iban a seguir estándolo por mucho que me dedicara infructuosamente a colgarlo y repartirlo todo por la habitación durante la noche...


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